Sin derrota, vacío de todo,
voy dando tumbos hacia el abismo,
asomado a la sutil locura
de un camino sin destino,
una senda sin mis huellas,
un futuro que atormenta
y un presente gris y abstraído.
Yermo de llanto y alma,
con la esquiva y marchita suerte,
que va sembrando lamentos,
inoportunos suspiros de muerte,
en la impotencia absoluta,
de caminar sin descanso,
repleto de llagas y cicatrices,
hacia un amanecer incierto,
y un mañana repleto de dudas.
Sin rumbo, vacío de todo,
navego por el mar de la locura,
abandonado el timón de mis pesares,
a la deriva de los tiempos,
con un cielo de incertidumbre
y un sol moteado de miedo.
Y en el derrotero angosto de la vida,
con los remos partidos y las velas resgadas,
con el rostro curtido
y en la sangre latiendo en la sienes,
me dejo llevar por la corriente,
surcando mares de traición y olvido,
repleto de esquirlas y cicatrices
guiado por manos invisibles,
hacia los confines de lo desconocido.
Hola José Carlos,
Un poema triste pero muy bonito, como siempre, todo lo que escribes.
Cuidate y un abrazo fuerte.
Todo depende del estado de ánimo, del día a día, de ese rumbo perdido que llega por momentos y de ese horizonte por encontrar. La vida es así. Lo importante es levantarte después de cada caída y continuar. Gracias por todo amiga. Cuídate mucho. Un fuerte abrazo