En tu orilla apostado,
con los pies sumergido en la espera,
escudriñando tus entrañas, tu pasado,
tu corriente traicionera.
E intento descubrir los restos del naufragio,
estoy atento a las huellas,
pero tus aguas regresan sin rastro,
en silencio, de soledad altanera.
No hay respuesta posible,
la espuma no me dice nada,
las hojas en blanco,
las botellas vacías,
las conchas rotas,
y el castillo derruido.
Y sólo entonces,
en el confín de tu hermosura,
veo el horizonte jamás percibido,
cuando estoy a las puertas de la locura,
y el sol va apagando su brillo.
Hola José Carlos,
Preciosa la poesía, como siempre..
Un fuerte abrazo.
Me alegro amiga que te haya gustado. Un fuerte abrazo
Que bonitoo…
Cuanta calma se siente leyendo esto.
Gracias amigo!!
Gracias amiga por todo, por leerme, por estar ahí… un fuerte abrazo