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Un homenaje merecido

Muchas veces buscamos lejos cuando lo tenemos cerca; intentamos el triple giro mortal sin red la pirueta más sencilla es lo más bello, cuando todo está en el principio, en la palabra, en el verbo y en la gramática. Muchas veces, nos perdemos en parafernalias baratas y no reconocemos lo evidente, la palpable, lo que ya se reconoce por el mero hecho de usarlo, de agradecerlo y de difundirlo.

 

Y cuando buscamos héroes o heroínas, pensamos en generales, marineros, descubridores, científicas, reyes y reinas que tachonan una historia repleta de hitos, de detalles que merecen ser conocidos. Pero hoy no, hoy me detengo en la lengua, en esa palabra reconocible, en el habla generalizada, en el idioma universal y en el origen del castellano. Hoy, mi homenaje, es para Antonio de Nebrija,  o mejor dicho, de Lebrija.

 

Elio Antonio de Lebrija

En julio de 2022 se cumplen 500 años de su fallecimiento, en Alcalá de Henares. Don Antonio Martínez de Cala y Xarana, nacido en Lebrija, provincia de Sevilla, se merece estas y otras menciones por poner los cimientos de nuestro idioma, por hacer posible esa gramática castellana y poner los mimbres del español, como la segunda lengua más hablada del mundo.

Humanista que ya destacó por su sabiduría en el Real Colegio de España en Bolonia, que siempre tenía inquietudes, que buscaba la excelencia. Historiador avezado, traductor, latinista, docente y catedrático, pedagogo, filólogo y lingüista. Peldaños de una vida dedicada a la investigación, a la lengua y a la enseñanza de ese saber continuo. Culto a más no poder y una persona propia de un renacimiento intelectual.

Pero siempre quería más. Tuvo el privilegio de ser cronista real, pero, no contento con sus logros se dedicó también imprimir y editar libros, propios y ajenos. Fue crucial para llevar la imprenta a Salamanca y ¡Claro! escribió sus propias obras, doctrinales o enfocadas en la literatura. Para enseñar y para recrearse, pues además de estudiar la lengua, escribía poesía. Además, fue el primer autor en reclamar los derechos de autor. Todo un portento y un adelantado, un hervidero de sabiduría que no ponía coto al saber, al intelecto.

 

La Gramática Castellana

Pero su obra cumbre, la redactada en Zalamea de la Serena (Extremadura) y por la que paso al Olimpo de los doctores de la Lengua española es por ser el autor de la primera gramática castellana: “La Gramática castellana” publicada tres meses antes del descubrimiento de América por Cristóbal Colon (1492) y dedicada a Isabel la Católica. Padre de esa gramática, de nuestra lengua, del español, para poner la base de esa comunicación que nos une.

Y también, en esa creación sin parangón, publicó el primer diccionario latino-español, justo en 1492 (año de grandes acontecimientos). Y otro español-latino en 1494. Como vemos, siempre apurando y aportando a la cultura, al saber y al conocimiento.

Con independencia de los cargos que ocupó, de las ciudades que visitó o las horas que dedicó a la enseñanza, me detendré en su magna obra. Para hacernos una idea del talante de Don Antonio, solo decir que su primera obra, titulada “Introductiones latinae”, impresa en Salamanca en 1481, fue todo un éxito, impreso y editado más de cien veces, antes de su muerte. Y no solo en las principales capitales españolas sino en París, Venecia, Amberes, Lyon, Burdeos o Colonia. Un Best-seller de la época y el manual de gramática más utilizado en el siglo XVI.

 

El lenguaje que nos une

Y es la gramática, la materia que domina Don Antonio. Una materia que él consideraba fundamental, base de toda ciencia. Y aunque estudió a los autores latinos clásicos como Prisciano o Elio Donato, él llegó a discrepar de sus enseñanzas y aportó sus propias ideas. Ya dividió la gramática en cuatro partes: ortografía, prosodia, etimología y sintaxis, división que perduró hasta la Edad Moderna. Igualmente, realizó otra división que ha perdurado hasta hace poco: dividir la oración en ocho partes: nombre, pronombre, artículo, verbo, participio, preposición, adverbio y conjunción.

Así, Nebrija siempre consideró el latín como una lengua superior y cuanto más cerca está una lengua del latín, más perfecta es. Y, aunque la gramática castellana se asemeje a la latina, Don Antonio, intuyendo su origen a partir de un latín corrompido, traído por los godos, innovó en su género y dio su toque original para hacerla única, reconocible e irrepetible.

Así, Don Antonio de Nebrija, amaba la lengua castellana, y de tanto como la había estudiado, la consideraba como un factor unificador de los territorios de los Reyes Católicos. De ahí su famosa frase, contenida en su “Gramática”: “siempre la lengua fue compañera del imperio”.

 

500 años de su muerte

Don Antonio de Lebrija (Nebrija), el precursor de nuestra gramática, el escritor, el humanista, el pensador y el que empezó a poner los cimientos de nuestra lengua, del castellano, del español. Su obra tuvo una gran influencia en el mundo universitario, español y europeo, siendo una de las cumbres del humanismo en España. Una figura relevante que debe ser conocida, hoy y siempre.

Así, el V Centenario de su muerte, y por motivos obvios y merecidos, ha sido declarado en España “Acontecimiento Excepcional de Interés Público”. Porque es de interés público, porque con él empezó a forjarse el idioma que nos une, porque él creía y siempre creyó que la lengua, y más el español, el castellano, une a los diversos territorios. Hoy, más que nunca, necesitamos esa unión, ese nexo, en un hemisferio y en otro, pues son más las coas que nos unen, que las que no separan. Que no se olvide.

Os recomiendo este enlace para conocer más de su figura: Antonio de Nebrija

Antonio de Nebrija