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Personajes para ser recordados

La historia de España está repleta de personajes fascinantes, que han dominado múltiples campos, desde el científico hasta la aventura, desde el marino experto hasta el viajero intrépido, desde la más valiente de las heroínas hasta las más cuidadosa de las enfermeras. Momentos únicos para ser contados, para ser recordados y difundidos.

Hoy destaco al viajero judío Benjamín de Tudela, nacido en esa localidad en el año 1130, hijo de Jonás de Tudela, estudioso que ostentaba el título de rabino y que dominaba varios idiomas: hebreo, árabe, latín, griego y romance. Pero, además de eso, recorrió mucho mundo pues era un intrépido viajero. Y ¿cómo sabemos esto? Gracias a los datos que nos aporta el prólogo de su Libro de Viajes (Séfer Massot).

Y, como hemos dicho, en el año 1172 inició su viaje partiendo desde Tudela para, a través de Montpelier, pasar a tierras italianas. Allí visitó Génova, Pisa, Roma, Nápoles, Amalfi y Malfi. Después se embarcó rumbo a Siria para visitar Antioquía, describiéndola a la perfección. Pero no se quedó allí sino que desde Beirut pasó a Tierra Santa para visitar San Juan de Acre, Haifa, Cesarea y Tiberias entre otros lugares. Y no puede ser de otra forma, Jerusalén tiene un lugar especial en su libro.

El viajero incansable

Lugares, paisaje, caminos por recorres y diversas aventuras. Y así, siguiendo con su periplo, llegó a Bagdad y pasó desde allí a Babel. Recorrió tierras persas, llegó hasta India y volvió a Egipto. Allí se recreo en sus descripciones ofreciéndonos magníficos escritos y detalles sobre Alejandría. Ya llevaba muchos kilómetros recorridos pero no quedó allí pues, con posterioridad, estuvo en Bohemia, Croacia, Rusia y Francia. Multitud de lugares y ciudades para hacer las delicias de un viajero empedernido.

Se debe reconocer que gracias a las notas recogidas por Benjamín en su libro se conocen muchos detalles de ciudades antiguas que costaba mucho localizar, como por ejemplo Babilonia. Muchos viajeros y estudiosos, la situaban en la misma Bagdad pero nuestro protagonista la situó en las colinas artificiales (o tttlúl) que rodean la actual población de Hilla. Pero aquel libro escrito en el siglo XII, enteramente en hebreo, era de difícil consulta. Su posterior traducción al español, por Arias Montano, también tenía difícil acceso.

Un viajero infatigable, minucioso y adelantado a su época, con los medios más limitados recorrió miles de kilómetro yendo de una comunidad judía a otra, y lo dejó todo descrito en su libro, con multitud de detalles. Describió las grandes ciudades de la antigüedad, dejó constancia de las riquezas naturales, de la actividades comerciales, de las diferentes vías de comunicación, de los diferentes gobernantes y de la dispar orografía del terreno. No obviaba detalles para recoger en su diario sus peripecias, su trasiego y sus descubrimientos, incluso recogió las diferentes historias y leyendas que se contaban en aquellos lugares. Es por eso que su libro, su diario de viaje, es muy interesante por todos los datos que aporta de aquella época.

Posible Ruta de Benjamín de Tudela

Un libro de viajes

Benjamín de Tudela, un viajero incansable, curioso y detallista que no solo se propuso instruir a los futuros viajeros sino que, con sus escritos bien redactados y con profusión de detalles, contribuyó a agrandar el mundo conocido para todas las personas que  pudieron leer su libro de viajes, una obra pionera que conoció diversas ediciones desde que se editó la primera en Constantinopla, en 1543 y que Benito Arias Montano la transcribió al castellano en 1575.

¿Imaginamos lo que vio, lo que conoció, lo que descubrió y lo que contempló? Paisajes genuinos, grandiosas ciudades, civilizaciones perdidas, mares ocultos, mágicas montañas, leyendas sobrecogedoras, tradiciones increíbles y personas apasionantes. Un viajero irreductible que recogió en su obra una odisea, un periplo grandioso digno de ser contado, de ser narrado y de ser conocido pues lo que él vio, en el tiempo en que lo vio, pocos pudieron hacerlo.

Sirva este escrito como pequeño homenaje a Benjamín de Tudela, un viajero incansable y otro personaje de nuestra historia digno de ser recordado y enseñado.