Caminante de Vida
Y no queda más remedio que continuar avanzando, pese a las nubes negras en el cielo, pese a las heridas en los pies, pese al cansancio, pese al año nuevo que nos aprieta el alma y la congoja en el corazón. Somos eternos caminantes de la vida.
Sin descanso, sin tregua, descubrimos senderos ocultos, caminos imposibles y veredas solitarias. Incluso construimos puentes para continuar nuestro avance. Sea lento o rápido, con paso firme o titubeante, nos proponemos avanzar para crecer para seguir, seguir para ver, ver para sentir y sentir para vivir.
Horizontes desconocidos
Caminante por lo desconocido, por lo irreverente, por lo sencillo, por lo especial, por lo difícil y por lo mágico. Sin palabras, con discursos, sin maletas y con sandalias. Un mundo por escribir.
Un horizonte cuajado de esperanza, unos pasos inciertos y el sencillo equipaje que llevas a tu espalda. Una silueta errante por la senda de la fortuna que sortea tormentas de rabia y lamento. Tu alma es más fuerte.
Y el sutil aroma de una pasión eterna, que besa el cuello de tu camisa, dilata aquel momento, como un recuerdo ajado por los años, cobijado en algún hueco alejado de tu corazón.
Niebla cargada de sueños
Y los pies te llevan desafiantes. Caminante de tesoros hundidos, caminante de amores y mochila repleta de versos. Caminante de libros perdidos y besos andantes. Y siempre haciendo camino, siempre buscando la fuente de la eterna juventud.
La niebla lo cubre todo y aún queda un largo trecho por andar. No te detienes ante nada, a pesar de que el temporal arrecia y la noche es oscura. Caminante de sueños que cultivas sensaciones prietas y buscas el amanecer soñado, tras alguna página de un libro antiguo.
Augurios en la mente, retazos de poemas pasados y unas huellas indelebles en tu memoria. Fugaz reloj sin conciencia que tortura la mirada de los dioses. No miras atrás, sólo sigues adelante, sin rendirte, y estás deseoso de contemplar un nuevo sol, un nuevo año, un nuevo día.
La vida es una eterna lucha, con pocos remansos en el camino para descansar y disfrutar de nuestras sensaciones.
Totalmente, un camino de espinas que nos va marcando, que nos deja cicatrices. Y no nos queda más remedio que seguir pues la vida sigue, contigo o sin ti.
Un abrazo