Leyenda Negra
Oro y más oro, siempre el oro, esa fiebre que mueve y ha movido los imperios, a lo largo de la historia. Y también es el tema predilecto de las corrientes negrolegendarias para desprestigiar la historia de España, la común y recurrente excusa de los ingleses para machar el honor de aquellos españoles, aventureros, descubridores y pioneros, que construyeron puentes, descubrieron un nuevo mundo y forjaron el mayor imperio conocido. Siempre igual, siempre de la misma forma y con los mismos medios de prensa amarilla. Y lo peor es que el enemigo está en casa.
De hecho, Películas como “Oro” (española para mas inri) muestran la codicia brutal y desmesurada por ese metal precioso, dejando en el ostracismo hitos más grandes como el descubrimiento del Océano Pacífico. Solo queda eso y nada más. Es lo que vende y es lo que vale. Lo demás, papel mojado y no se paran en observar que lo más deseado, lo más valorado en aquella época eran las especias, por poner un ejemplo. Pero vamos, la ignorancia y la aceptación de los dogmas cainitas contra el imperio hispánico. Lo peor, que ese árbol propagandístico, zarandeado desde la propia España, no deja ver el bosque de la realidad, de lo que realmente pasó.
Que si el oro expoliado, que si el oro robado, que si se esquilmaron las tierras de metales y piedras preciosas, empobreciendo a los pueblos; que si el perdón por la conquista, que si la devolución de lo lo saqueado o la indemnización, que si el genocidio… golpe tras golpe en el mismo clavo, en el mismo yunque, para meter a la fuerza una teoría, una leyenda asumida y una historia inventada por los enemigos. Nada más lejos de la realidad. Por cierto, para los nativos, el oro apenas tenía valor económico, solo se utilizaba con fines decorativos y en algunas ceremonias religiosas.
El oro romano y el oro español
Antes de nada me gustaría destacar un asunto: En España también hubo minas de oro en la antigüedad y fueron explotadas con gran rendimiento, siendo una fuente poderosa de ingresos para el Imperio Romano. Cierto, los romanos agotaron “Las Médulas” en León y no es cuestión de reprochar nada ni de exigir perdón por esquilmar esas minas. Lo hicieron por una razón: eran minas romanas porque Hispania era una provincia romana, de pleno derecho, casi las más importante. Lo demás es un debate baldío.
Con ese razonamiento, se puede decir que las minas en el nuevo mundo (México, Perú, etc.) eran españolas porque todo era España, todo era el Imperio Español y, por consiguiente, los recursos extraídos también. No eran minas mexicanas, ni peruanas, ni colombianas pues todo formaba parte de un Imperio, como el imperio romano. Entrar en conjeturas inútiles me parece absurdo. Pero ahora ahondaré en el tema de números.
Dicen las malas lenguas que se expolió, que se sacó todo el oro, metales y piedras preciosas para cruzar el atlántico y terminar en Sevilla, remontando el Guadalquivir. ¿En serio? ¿De verdad se cree eso? ¿Sabéis, realmente, lo que venía a la península? Para que lo sepáis, solo venía el Quinto Real, aproximadamente el 20 % de lo explotado, que se aplicaba a los beneficios de las empresas (deducidos los gastos) y era recaudado para ser enviado a la corona. Pero ¿y el resto, donde se quedaba?.
El 80 % de la riqueza quedó en Hispanoamérica
El 80 % restante del oro y la plata (amén de piedras preciosas) se quedaba en Hispanoamérica, en ese Nuevo Mundo, para contribuir a su desarrollo. Las universidades, las ciudades, los puertos, los hospitales, los conventos, los caminos reales, la Armada Real, los baluartes y atarazanas, con independencia de los sueldos de los funcionarios reales, no salían de la nada, se surtían de todo lo que producía aquella rica tierra. Por lo que esa riqueza que se extraía servía para construir, avanzar, crecer y desarrollarse, amén de proteger, durante 300 años, tres grandes comercios: el transamericano, el transpacífico y el transatlántico.
Así que la mayoría del oro y la plata se quedó allí, en aquellas tierras, para beneficio propio, lo que hizo que Hispanoamérica tuviera una renta per cápita 10 veces superior a los países europeos. A España venía tan solo el 20 % de lo producido en azúcar, plata, perlas, oro y otros productos. Un dato curioso: aquella cantidad, con los Borbones, bajó hasta el 10 % (diezmo) con el solo objetivo de promover la actividad económica en las tierras de ultramar.
No, no hubo tal expolio ni robo ni sandeces. A la corona llegaba un porcentaje pequeño como pago de un impuesto y, también, como pago por los productos europeos que se adquirían para llevarlos allí. Ya está bien de dar pábulo a invenciones. Ahora sí que se están llevando el oro de Hispanoamérica, empresas extranjeras, pues en la actualidad, en un año, se llevan más oro y plata que el que se embarcó, en 300 años, para la Corona Española.
Pero claro, tras los libertadores, tras las guerras civiles que sí diezmaron a la población y provocaron genocidios en masa (cuando antes se vivía en paz y no había ejército siquiera), había que promover esa leyenda negra del expolio y el robo. Los libertarios (traidores), jaleados y apoyados por los ingleses (a los que beneficiaron), crearon fronteras donde antes no las había y se produjo el hecho diferencial. Guerras absurdas entre hermanos, matanzas indiscriminadas y la destrucción de aquel comercio floreciente.
La balcanización de Hispanoamérica
Aquellos libertadores facilitaron el robo de los tres grandes tesoros que había en aquel entonces: el de Buenos Aires, el de México y el de Lima. ¿Sabéis dónde se fueron? Directos a Reino Unido. Pero además destruyeron fábricas y haciendas; asesinaron a profesores, doctores, científicos y contribuyeron a empobrecer en demasía aquellas tierras, creando una dependencia extrema y una deuda que antes no existía.
Para muestra un botón (atiende López Obrador): El Virreinato de Nueva España, poderoso, avanzado y rico, tras la balcanización pasó a ser un México pobre, débil y dividido, sin apenas peso para sostener el aliento de otra potencia en ciernes. EEUU, viendo la situación, le robó inmensos territorios sin que los mexicanos pudieran hacer nada. Jamás se hubiesen atrevido los yanquis a enfrentarse con Nueva España, unida y poderosa, parte del Imperio Español. (Un dato: la renta per cápita de Nueva España, era ocho veces superior a la de EEUU en 1800). Pero claro, el perdón se lo exigimos a los españoles.
El propio Alexandre Von Humboldt, el botánico, geógrafo y astrónomo británico, se maravilló cuando contempló Nueva España en todo su esplendor. La grandeza de la capital, sus palacios, sus establecimientos científicos y universidades. No tenía comparación con ninguna ciudad del nuevo continente, incluidas las de América del Norte. A partir del siglo XIX, esa prosperidad, esa grandiosidad, esa riqueza, cayó en picado.
No hay duda: Debemos leer, investigar, contrastar y refutar. No creer a buhoneros de la palabra que tergiversan la historia. Tan solo debes darte una vuelta por las ciudades de Hispanoamérica (muchas patrimonio de la Humanidad) para comprobar que ves una prolongación de España, que aquello era España, y que la riqueza, la mayoría del oro extraído de las entrañas de la tierra, quedó allí, en Hispanoamérica, para favorecer el desarrollo. Es así, y fue así. No hay más ciego que el que no quiera ver.
Mis felicitaciones por la claridad con la que has defendido y expuesto unos hechos, que han sido parte trascendental de la evolución de una tierra americana, como también lo fueron otros episodios de la historia reciente y pasada en España, Europa y otras partes del mundo, pero que la “sucia” política de acá y de allá están intentado manipular hacia no sé qué intereses, a todas luces, para mí, injustos y desproporcionados. Muchos pensamos así, pero pocos lo expresamos, por ello me sumo a tu queja y te felicito nuevamente.
Muchas gracias Benito por tan amables palabras. Me alegro que le guste el artículo, aún hay muchos ciegos que no quieren ver y prefieren lamentarse por algo que les contaron. Y después dirán que los que defendemos esto vivimos del pasado. La historia fue la que fue, con errores y aciertos, pero a la vista está que allí donde llegaron los anglo no dejaron títere con cabeza. Un abrazo amigo
Hola José Carlos,
Magnífico artículo, como siempre.
Gracias por compartir.
Cuidate mucho y un fuerte abrazo!!
Gracias amiga Mercedes por tus palabras y por estar ahí siempre; me alegro mucho que te haya gustado este artículo. Un fuerte abrazo y cuídate mucho
No sé si eso que leí es una crónica de algo sucedido en otro planeta y no en este. Resulta que los peninsulares vinieron a negociar con los antiguos habitantes de Nuestra América y se les pagó por el servicio de ilustrarlos, de cristianizarlos, de hacerlos personas. Es increíble que alguien trate de hacer una apología del hecho más infame que haya podido cometer la humanidad, o uno de ellos, para no dejar fuera otros penosos momentos, cometidos por los mismos hispanos.
En lo que sí concuerdo es en la duda que no le cabe de que hay que leer, contrastar y refutar a buhoneros de la palabra como este mismo autor. España está en Europa y lo que dejó en América es patrimonio de la humanidad para que no se olvide nadie de lo que hicieron con ella. De aquí no debía llevarse nada de la forma en que lo hizo, matando, masacrando, engañando a sus habitantes aquellos ignorantes analfabetos conquistadores hambrientos de fama y oro, ORO, el que fue a parar a otras monarquías por las estupideces de sus reyes muy devotos de Dios en cuyo nombre quemaban a cualquiera que levantara la cabeza.
España está en Europa y, si hubiesen preguntado, nadie los quiso aquí, ni a ingleses, franceses. Y esas razones para no disculpar a sus antepasados ahórrela. Lo que hicieron no tiene perdón ni que lo ofrezcan de rodillas flagelándose las espaldas. A ustedes el rencor eterno.
Creo que el problema lo tiene usted por el odio que rezuma. Después de 200 años de ser independientes del imperio español aún hoy se lamentan. Pues sin tan malos fuimos (como usted dice) ya han tenido tiempo de ser potencia y no vagar rozando la pobreza, con todo el potencial que tiene. (ah, claro, que nosotros nos llevamos todo el oro y matamos a toda la población, cómo no. Lo que están haciendo los canadienses y los americanos ahora es de mentira. 🙂 Pero, en fin, no hay más ciego que el no quiere ver. Mis antepasados no fueron a Hispanoamérica, ni robaron, ni asesinaron, como usted dice… lo mismo lo hicieron los suyos. Pero vamos que malos genocidas fueron (mire uste los vecinos del norte y verá las tribus autóctonas que viven o dejaron vivir) Por eso, y por personas como usted, Muchos veces pienso, llegados a este punto, que ojalá hubiesen llegado primero los anglos… lo mismo usted no estaría comentando esto en español (ni llamarse Rafael). Buenas tardes
Gracias por su excelente artículo. Coincido en todo su análisis. Felicidades desde Nueva España. Quien no conoce México no conoce España. Habiendo vivido tanto en EEUU cómo en México le puedo asegurar que los nativos americanos de México no tienen que vivir en reservaciones, viven donde les plazca de la manera que ellos escojan. Es un infortunio que los politiquillos actuales los utilicen para manipularlos. Malvados existen en todo el mundo y desgraciadamente también entre nosotros. Nada más durante el gobierno del PRI de Peña Nieto en un año se saqueó a través de empresas canadienses y norteamericanas todo el oro atribuido a los españoles en los 300 años de virreinato quienes nos dejaron las magníficas ciudades actuales! Los gobiernos postindependentistas sólo han dejado deuda pública!
¿Por qué nadie protesta esto actualmente?
HISPANOS DE ULTRAMAR
Me agrada mucho recibir estos comentarios desde México, la linda México. La historia hay que aprenderla tal y como fue, no defenestrarla, ni cambiarla, ni tergiversarla… Nueva España fue muy grande, un imperio, y eso es para estara orgulloso. Hay que conocer México y su historia en toda su grandiosidad para opinar abiertamente. Gracias por todo. Un cordial saludo y espero verlo a menudo por este blog.