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Las guerras de Flandes

Las guerras en Flandes, durante el reinado de los Austrias, fueron un quebradero de cabeza continuo, tanto en lo humano, por el envío de soldados, como en lo económico, por los elevados costos de mantener el Imperio. Avances y repliegues, pérdida de ciudades, asedios continuados, figuras relevantes y hechos que siempre quedarán en el recuerdo.

En 1578, durante el reinado de Felipe II, la situación era tremendamente complicada para la monarquía española pues, además de los problemas que conllevaba aquella guerra de desgaste, el fallecimiento de Don Juan de Austria, supuso un duro revés. Pero aquí surgió la figura del Duque de Parma, el gran Alejandro Farnesio, que fue nombrado previamente por su primo, como general en jefe del ejército y gobernador de Flandes.

Alejandro Farnesio

Alejando fue un auténtico líder, tanto en la guerra como en la diplomacia, y actos supusieron un giro radical en los continuos enfrentamientos con los flamencos. Pactos firmados, como la “Unión de Arras”, batallas ganadas como la Gemblous y plazas conquistadas para gloria personal y del reino.

A partir de este momento, a partir de que Alejandro Farnesio toma el mando, empieza una escalada de hechos victoriosos y toma de ciudades que auguraban una victoria exitosa. Y quedaba mucho trabajo por hacer: furia iconoclasta, los “malcontentos”, rebeliones y la independencia en ciernes de ciertas regiones como la de Unión de Utrecht que en 1581 rompía con Felipe II.

Alejandro, decidido, tomó el mando y se decidió cortar de raíz el mal. Con 10.000 infantes y 1700 caballo empezó a conquistar ciudades, como Brujas, Malinas o Gante. Pero en el horizonte se levantaba la inexpugnable Amberes, a la orilla del caudaloso rio Escalda. A la postre no sería una tarea sencilla pues disponía de bastiones amurallados, un foso inundado, el mismo río y 6000 mercenarios para defenderla. Además, el cauce fluvial servía de vía de socorro y aprovisionamiento, desde otras provincias. Con estos ingredientes, el supuesto bloqueo se antojaba muy complicado.

Un puente para la historia

Pero, a pesar de los inconvenientes y escollos, en verano de 1585, Alejandro Farnesio se propuso tomarla, costara lo que costase y, para ello empezó la construcción de un puente que salvara aquel ancho río, un puente que le permitiera acceder a la ciudad, sitiarla y tomarla. Una obra de ingeniería que se comparaba con aquel puente de Trajano, ideado por Apolodoro de Damasco para el salvar el Danubio.

Aquella construcción no sería una tarea fácil, empezando porque tenían que emplear innumerables recursos materiales y humanos. Además de los detalles propios de una obra de ingeniería de tales dimensiones, los españoles eran hostigados continuamente, desde embarcaciones mandadas desde los castillos de Lillou y Lieskensek, que ayudaban a los sitiados. Fueron momentos de una enorme tensión, meses de continua lucha por un fin, por un objetivo claro y preciso.

El puente contaría con todos los elementos necesarios para su defensa, fortalezas y demás detalles que impidieran su destrucción o conquista. Empeño titánico que requirió de un gran ingenio y pericia. Y por supuesto que se utilizaron innumerables barcazas para protegerlo desde las aguas del río, mientras los trabajadores lo construían.

Una tarea titánica

Materiales que venían desde Italia, bosques talados, escaramuzas para impedir la construcción, pequeñas batallas continuas y toma de ciudades como la de Gante, el 17 de septiembre de 1584, lo que le permitió al Duque de Parma, a cambio de una serie de privilegios, obtener una gran cantidad de materiales, amén de eliminar el continuo socorro que la ciudad enviaba a Amberes. Otro paso más.

Al final, en febrero de 1585, siete meses después, no sin mucho sufrimiento y esfuerzo, el puente Farnesio fue concluido. Y estando ya terminado, dispuesto para cumplir su misión, el Duque de Parma apresó un espía. Antes de soltarlo, según cuentan, le transmitió el siguiente mensaje: “Anda y di a los que te enviaron que este puente, o ha de ser sepulcro de Alejandro Farnesio, o ha de ser su paso a Amberes”. Y al final, aquel puente de 800 metros de largo por 4 de ancho, lo condujo a la ciudad que era inexpugnable, a la temida Amberes, que fue tomada por parte de los Tercios españoles.

Aquella hazaña memorable le sirvió a Alejandro Farnesio, invito “Rayo de la Guerra”, para que su tío, Felipe II, le otorgara el Toisón de Oro, por su fidelidad y valor.

Hechos heroicos de la guerra de Flandes

Hechos heroicos, batallas y detalles que marcan la diferencia. Para saber más sobre el conflicto, sobre el Puente de Farnesio, su construcción y la toma de Amberes podéis leer este artículo en la Web de «Archivos Historia»: El asedio de Amberes y el Puente Farnesio

O también este enlace, donde se relata con detalle la construcción del puente: Puente Farnesio

Y para conocer más sobre la guerra de Frisia os recomiendo el libro “La Guerra De Frisia: Las campañas del coronel Verdugo en el norte de Flandes (1579-1594)” escrito por el experto en los tercios Hugo A. Cañete.

Alejandro Farnesio

Alejandro Farnesio, el Rayo de la Guerra