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Justo hoy estrenamos septiembre y sentimos que el otoño, poco a poco, se aproxima. Esperanzas renovadas, o no, pilas cargadas, la inminente recolección de la aceituna en el umbral del amanecer, oportunidades escondidas y esfuerzos extraordinarios por conseguir llegar a nuestra meta. No queda otra sino que ESFORZARSE, y no poco.

Como me decía mi abuelo: «Si quieres peces tendrás que mojarte el culo«. Por supuesto, nadie vendrá a sacarte las castañas del fuego y sólo con tu esfuerzo lograrás lo que te propones. Sin medias tintas ni flaquezas, el camino se hace al andar y este sendero aun no ha terminado par ti, aún te queda un largo trecho por cubrir y sólo con tu determinación y tu valentía, llegarás.



No esperes, actúa; NO TE DES POR VENCIDO NUNCA, aprieta los dientes, aguanta el envite del destino y fija bien tu objetivo. Y si en un momento del camino flaqueas, recuerda bien porqué empezaste, la tormenta pasará de largo. Busca alternativas, sal a la calle, estudia salidas, investiga noticias, no te quedes quieto y muévete siempre. Construye unos cimientos fuertes y no desesperes cuando no veas los frutos con inmediatez, quizás solo estés echando raíces. Lo bueno se hace esperar y tienes que tirar de paciencia. 

Al acostarte, cada noche, no te preguntes qué es lo que has conseguido hoy, sino cuánto has sembrado. Tarde o temprano recogerás tu cosecha y el esfuerzo que has empleado habrá dado sus frutos. Quiero dejarte una pequeña fábula:

«Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés: siembras la semilla, la abonas, te ocupas de regarla constantemente y durante los primeros meses nada sucede. En realidad nada sucede con la semilla durante los primeros siete años¡¡¡, a tal punto que el cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un periodo de sólo seis semanas la planta de bambú crece más de 30 metros¡¡
¿Tardó sólo seis semanas en crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas para desarrollarse. Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando las raíces que le permitirían sostener su crecimiento.

En la vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar soluciones por la vía rápida y triunfos apresurados, sin entender que el éxito es el resultado del crecimiento interno y que este requiere tiempo. 
En muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo. Es estos momentos (que todos tenemos) es que debemos recordar al bambú japonés.

MORALEJA: Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que le permitirán sostener el éxito, cuando éste se materialice al fin.
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¿Te ha gustado? ¿Son fuertes tus raíces? Confía en ti, en tu entrega; tirando de paciencia y perseverancia, tu esfuerzo continuo te llevarán al éxito. Empieza a caminar, siembra y ya tendrás mucho ganado.

Un ejemplo real de esta actitud: La reciente Campeona del mundo, y de Europa, de bádminton, Carolina Marín, afirmó, tras conseguir el título mundial en Copenhague, que su entrenador le dijo antes de la final, que si quería «la medalla de oro», tenía «que luchar hasta el final», y que así hizo.




TU ESFUERZO ES ESENCIAL PARA CONSEGUIR LO QUE QUIERES y MIENTRAS MAYOR SEA LA LUCHA MAYOR SERÁ LA RECOMPENSA.