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Los olores de mi navidad

Mi navidad me huele a recuerdo, a niñez de canela y clavo, a mantecados por los cajones de la cómoda, a los roscos fritos de mi abuela y a los pestiños de las monjas. Me huele a lentisco y a romero, a musgo recién cogido y al serrín del carpintero, que seguir haciendo caminos. Me huele a alhucema y a picón, a hierbabuena y aguardiente, panderos en el relente, con aromas de limón.

Naranjas en la alhacena, puchero a fuego lento, perfume de mis entretelas que siempre deja la estela del balcón de mis recuerdos. Nacimiento que alumbra el mundo, estrellas en el firmamento y un cielo que se adormece, con la paz que no envejece y la voz del sentimiento. Y mi navidad que despliega la esencia, de aquellos años de antaño para pervivir en la memoria, a pesar de que pasen los años, con las arrugas en las sombras. Pues mi navidad me huele a gloria, a lucero de amanecida, a villancicos y zambombas por el niño recién nacido.

¿Quién ha dicho que no se recuerdan los olores? ¿Qué no tiene memoria el olfato? Todos rememoramos aquella navidad, la de nuestra niñez, con la sola evocación de cada detalle, con esa fragancia perdida que encontramos en la calle. Pues las postales del ayer, son cimientos de esa navidad de hoy, de mi navidad, la de los aromas preñados de instantes, de familias acogidas, de amigos de verdad, de abrazos sinceros y comidas de hermandad. Siempre era bien recibido uno más, una voz más para cantar, una sonrisa en el aire, un gesto con la vida y un brindis por el que falte.

Por los que se fueron

Mi navidad me huele a eso y a más pues hoy, en esta navidad que celebramos, nos toca recordar a los que se fueron sin saborear ese último polvorón junto a sus hijos; hoy recordamos a nuestros mayores, que se marcharon en la soledad de una habitación fría y blanca, sin más ánimo que una enfermera paciente y heroica. Hoy también recordamos, no con los olores, sino con el corazón, pues por esos mayores, por esas manos ajadas por el tiempo y el esfuerzo, estamos hoy aquí, seguimos caminando. Así que bien merecen ser recordados.

Dicen que nadie muere del todo mientras que se le recuerde. Por eso, por ese recuerdo perpetuo, por nuestra navidad del ayer donde los abuelos oficiaban de anfitriones, acogiendo con orgullo a los amigos, mientras compartían todo lo que tenían, recordemos siempre, recordemos a esos ángeles que se quedaron atrás. Esta navidad va por ellos.

Hoy te deseo, más que nunca, SALUD para afrontar el camino de la vida y ENTUSIASMO para vencer los obstáculos. Nunca pierdas la ESPERANZA de ver siempre un nuevo amanecer cuajado de emociones, porque cada día que comienza es una oportunidad.

Que el niño que nace en Belén te bendiga y te colme ¡FELIZ NAVIDAD!