«La vida es el presente y el presente es un regalo»
Sabemos que la vida es etérea, apenas un aleteo, un compás en el aire, un murmullo en el viento. Una caricia, una lágrima, un doloroso recuerdo, un camino de espinas, un abismo y un encuentro. El dolor que lacera las sienes, la sonrisa oculta del tiempo, un guiño entre paredes encaladas y un sueño vestido de silencio.
Sabemos de los vaivenes del alma, de los recodos del sendero, de los engaños del destino y de la soledad de unos besos. Pero en esta contienda diaria, en este cotidiano esfuerzo, los detalles se enmarcan en la frente, se pinta de azul el cielo, el latido se siente en las calles cuando la pasión se enciende en los versos.
Y aunque la pérdida sea grande, el anhelo será eterno, la amistad inquebrantable y el amor imperecedero. Porque a pesar de todo, a pesar del temporal incierto, de los estragos causados, de las cicatrices y el silencio, a pesar de la negra noche y el gemido lastimero, de nuevo vendrá la Luz, un mensaje de reconfortante aliento, el pálpito de la Noche Buena que en Navidad se viste de esperanza y es de la cordura alimento.
Un gesto, un guiño, una pausa y una mirada. Pues cuando el camino parece que termina, cuando la bondad se resquebraja, cuando el temporal arrecia y la sonrisa se enmascara, cuando el dolor lo inunda todo y ya no sobran las lágrimas, el Amor, siempre el Amor, cual proporción áurea, es el bálsamo que todo lo cura, los cimientos y la confianza, la salud y el sacrificio, la medida y la balanza, el amanecer del nuevo día, el sol que clarea la montaña, la emoción en el horizonte y el brillo en la mirada, de ese Niño Jesús que nace, para alumbrar por siempre el mañana.
La vida está para sentirla, para cantarle, para respirarla y para vivirla. No desperdicies el instante y vívela.
Que el Rey de los cielos, que vino al mundo como ejemplo de Amor, te bendiga y te colme de salud. Con mis mejores deseos. FELIZ NAVIDAD.