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Guerra de los 100 años

La historia de España está repleta de hechos y hazañas, logros y reseñas que bien merecen un recuerdo, un digno homenaje. Figuras relevantes, héroes de leyenda, navegantes atrevidos y guerreros valientes, tachonan el camino español para engrandecer el legado y la verdadera memoria. Pero claro, esto no se enseña en las escuelas.

En este artículo me traslado a la Guerra de los 100 años, un conflicto bélico que enfrentó a las siempre belicosas Francia e Inglaterra, entre 1337 y 1453, convirtiéndose en el más largo del continente europeo. Grandes bajas y numerosas batallas, casi todas en suelo francés y, sí, aunque en menor medida, Castilla fue protagonista de un notable episodio, digno de mención.

Tengo que decir que, la flota castellana, siempre dispuesta y experimentada, acudió en ayuda de los franceses en aquella larga guerra. Gracias a aquella alianza, pudieron arrebatar a los ingleses numerosos puertos que estos poseían en el norte de Francia, entre Burdeos y Ouessant, dejando aislada las posesiones británicas en Europa.

 

La experiencia naval de Fernando Sánchez de Tovar

Es cierto que, amén de estos episodios marinos, donde destacó la toma de “La Rochelle”, con Ambrosio Bocanegra al frente de la flota, Castilla no participaría activamente en el conflicto, pero resulta que fue invitada a la fuerza. De la mano del experimentado marino castellano Fernando Sánchez Tovar, en la segunda mitad del siglo XIV, Castilla entró en aquella guerra por la puerta grande para dar una lección a los ingleses, provocándoles un destrozo monumental.

Y fue a raíz de la afrenta que hizo el Conde de Salisbury a una flota de siete naos castellanas que, repletas de mercancías, esperaban en el puerto de Brest a que se templaran los ánimos para partir rumbo a la península. En la primavera de 1373, el conde inglés, sin pensar en las futuras consecuencias, las apresó y las incendió, provocando cuantiosas bajas. La reacción de los castellanos no se hizo esperar: buscaban venganza.

Los castellanos, todo hay que decirlo, eran expertos en el arte de la guerra, pues llevaban cientos de años luchando contra los musulmanes, y se tomaron muy a las malas aquel desaire, por lo que decidieron dar un escarmiento a los orgullosos y estirados ingleses, que pagarían cara la afrenta. Y no se anduvieron por las ramas.

 

Aliados de Francia

Pero también, los marinos castellanos, gracias a los excelentes pilotos vacos, dominaban el Golfo de Vizcaya y controlaban el comercio marítimo, desde el Mediterráneo al Mar del Norte. Así que Fernando Sánchez de Tovar tenía los ingredientes para llevar a cabo su venganza y hacer pagar a los ingleses aquella afrenta.

Fernando Sánchez de Tovar, como Almirante Mayor de la Mar, con una carta de merced otorgada por Enrique II de Trastámara, de fecha 22 de septiembre de 1374, se dirige al Canal de la Mancha junto con galeras portuguesas, aliadas de Castilla por el Tratado de Santarem. Además, Fernando invitó a la fiesta a su amigo francés Jean de Vienne. La flota castellana, altamente preparada, tomó la iniciativa poniendo rumbo a la isla de Wight.

Los factores se juntan para el desastre o la victoria, con independencia de que la suerte aparezca o la audacia intervenga. Lo cierto es que el rey inglés, Enrique III era un anciano y se veía incapaz de detener el ataque, y el Príncipe Negro estaba enfermo y no alcanzaba a ver la solución, por lo que las victorias castellanas se sucedieron, una tras otra. Inglaterra estaba en crisis, se acercaba al abismo, por lo que solicitaron una tregua en Brujas en 1375.

 

El saqueo de ciudades inglesas

Pero a partir del verano de 1377 ni la tregua serviría para frenar la acometida, pues los castellanos y sus aliados querían aprovecharse de la debilidad del rey inglés. Así que la escuadra al mando el almirante de Castilla, Fernando Sánchez de Tovar, se unió con la francesa en Harfleur para ir saqueando, una a una, las ciudades del sur de Gran Bretaña. No había nada ni nadie que los detuvieran.

Sin que apenas opusieran resistencia, fueron saqueadas Rye, Folkestone, Portsmouth, Dartmout, Plymouth y otras muchas. Solo se resistió la localidad de Rottingdean, pero no sirvió de nada. Y poco después siguieron con la isla de Wight, Hasting y Poole, mientras el país entraba un proceso caótico, de inestabilidad política, tras la muerte de Eduardo III y el Príncipe Negro. Todo a pedir de boca.

Ofensiva Naval en Inglaterra

Localidades inglesas atacadas

La remontada del Támesis: objetivo Londres

Y para culminar la gesta, aquella expedición de saqueo y castigo, llegó la remontada del Támesis y la amenaza directa a la capital: Londres. Fernando Sánchez de Tovar lo tenía claro y concentró 20 galeras en Sevilla con aquel propósito a principios de 1380 y aquel mismo verano, con sus aliados franceses, lanzó la expedición hacía la espina dorsal de Gran Bretaña, con la intención de dar donde más duele.

Con contundencia, sin apenas oposición, la flota combinada empezó incendiando la fortaleza de Winchelsea y entró con fuerza en el río por la punta de North Foreland, en dirección hacia el canal del Rey. Ya en el Támesis, avanzaron sin oposición hasta desembarcar en Gravesen, en la ribera sur, a pocos kilómetros de Londres, que veía de cerca la amenaza. Pero el asalto nunca llegó.

Con las galeras a rebosar de provisiones y tesoros, tanto que tuvieron que echar por la borda al fondo del río para no zozobrar, decidieron no atacar Londres, cuyos habitantes respiraron aliviados. Asegurando la estabilidad de las naves para volver a Castilla el objetivo se había conseguido. El orgullo inglés estaba herido, el pánico había fraguado en los británicos, a base de incendios y saqueos, y la afrenta había quedado saldada.

 

Hazañas y héroes para recordar

Una historia curiosa de valientes y osados guerreros castellanos, de experimentados marinos, de la remontada del Támesis para atacar el corazón de un reino, del miedo sembrado, de las riquezas conseguidas, de la incapacidad de defensa de los británicos, de la fortaleza de Castilla, que empezaba a vislumbrarse, de la Guerra de los Cien años y de la unión con Francia (esta sí funcionó, no como la de Trafalgar). La historia de Fernando Sánchez de Tovar, el héroe que hizo temblar Inglaterra.

Espero que os haya gustado. Hay mucha información al respecto para que amplíes el tema, para que profundicéis y para que sigáis aprendiendo con nuestra gran historia.

Fernando Sánchez de Tovar

Batalla de «La Rochelle», donde Fernando Sánchez de Tovar derrotó a una flota inglesa