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Expediciones

Descubrimientos que cambiaron la historia, nuevas tierras que abrieron horizontes, otros continentes, exploradores atrevidos y valientes, ríos caudalosos por navegar, pueblos desconocidos, animales exóticos y plantas con propiedades especiales. A partir de 1492 todo cambió, el mundo, hasta entonces conocido, pasó a ser enorme, mucho más grande, con unas posibilidades inmensas.

Y no todo fue ampliar el territorio ni fundar universidades o hospitales, ni hacer caminos o afianzar el comercio. También era preciso conocer la costa, los accidentes geográficos, la fauna y la flora de aquellas nuevas tierras. Cartógrafos, dibujantes, científicos, médicos y navegantes avezados para poner las primeras piedras del renacimiento, para avanzar por aquella larga senda.

Todos, o casi todos, conocemos la expedición científica de Alejandro Malaspina, amén de otras grandes expediciones con el mismo fin que se hicieron en el siglo XVIII. También conocemos esa primera expedición con fines médicos que fue llevada a cabo por Balmis para llevar la vacuna de la viruela a todos los rincones de España, de uno y otro hemisferio. Pero, ¿conocéis la expedición científica que llevó a cabo el doctor Francisco Hernández de Toledo en el siglo XVI para hacer la historia natural de las cosas de las Indias? Aquí os doy los detalles.

Felipe II, amante del conocimiento

Felipe II, a pesar de toda la soflama negrolegendaria, a pesar de los intentos por degradarlo y pintarlo como un ser inferior vestido de negro (por cierto, tinte carísimo obtenido del “palo de campeche), era un hombre muy culto, avanzado para su época, amante del renacimiento, apasionado por el arte y la arquitectura, preocupado por el conocimiento y por los libros. Fundó la Biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial, la mejor biblioteca histórica del mundo; promotor de artistas, escultores y pintores; contribuyó al desarrollo de la farmacopea y la alquimia, siempre buscando avances médicos y científicos;  y lo que también hizo fue encargar la primera expedición científica de la historia, confirmando el interés de la corona en la Materia Médica Americana.

El encargado de aquel proyecto fue el médico toledano Francisco Hernández de Toledo, de gran formación científica y estudioso de la naturaleza. Terminó medicina en la Universidad de Alcalá de Henares y ejerció como médico tanto en Sevilla como en Toledo. Ejerció también en el hospital del monasterio de Guadalupe y, sobre el año 1565, fue nombrado médico de la corte.

Francisco Hernández de Toledo

Por méritos propios, por ser el más apropiado para ello, Felipe II lo eligió para dirigir aquella expedición científica que se llevaría a cabo por los territorios de Nueva España y a la que dotaría con 60000 ducados. En 1570 lo nombra “protomédico general de nuestras Indias, islas tierra firme del mar Océano”. Se abrían posibilidades tanto en cuestiones comerciales como en posibles avances médicos. Las instrucciones eran claras:

“Primeramente, que en la primera flota que destos reinos partiere para la Nueva España os embarqueis y vayais a aquella tierra primero que a ninguna otra parte de las dichas Indias, porque se tiene relación que en ella hay más cantidad de plantas e yerbas y otras semillas medicinales conocidas que en otras partes”.

“Item, os habéis de informar donde quiera que llegaredes de todos los médicos, cirujanos, herbolarios e indios e otras personas curiosas en esta facultad y que os pareciere podrán entender y saber algo, y tomar relación generalmente de ellos de todas las yerbas, árboles y plantas medicinales que hubiera en la provincia donde os hallárades”

“Otrosí os informareis qué experiencia se tiene de las cosas susodichas y del uso y facultad y cantidad que de las dichas medicinas se da y de los lugares adonde nascen y cómo se cultivan y si nascen en lugares secos o húmedos o cerca de otros árboles y plantas y si hay especies diferentes de ellas y escribireis las notas y señales”

“De todas las cosas susodichas que pudiérades hacer experiencia y prueba la hareis (…) las escribiréis de manera que sean bien conosdidas por el uso, facultad y temperamento dellas (…)”

Materia Médica Mexicana

Con la idea de conocer más sobre la flora en aquellas tierras, siempre para fines médicos o científicos, y con la misión clara encomendada por el monarca, Hernández partió en agosto de 1571, junto a su hijo Juan, y tras varias escalas en Gran Canaria, Santo Domingo y la Habana, llegó a Veracruz, Nueva España, en febrero de 1572. Era su primer destino, aunque no el último pues también la mandaban a explorar el virreinato del Perú. Un viaje largo, una aventura desconocida y un camino para el conocimiento del mundo, dejando constancia del mismo.

En aquella expedición viajaban, además, un geógrafo, varios pintores indígenas, botánicos y también médicos indígenas que ayudaron a recopilar toda la información posible. Un grupo heterogéneo para recoger datos, muestras, dibujar especies nuevas y catalogarlas según sus características o propiedades. Toda una idea innovadora y científica en en siglo XVI, que abría un horizonte nuevo a la botánica y a la medicina más empírica.

Y cuando desembarcó se puso manos a la obra tal y como le habían indicado. Se puso en contacto con varios médicos que ejercían en Ciudad de México y recogió su experiencia. Se relacionó con Francisco Bravo, médico sevillano, autor de la “Opera medicinalia (México, 1570), el primer libro de medicina impreso en América. También con Alonso López, cirujano del Hospital de San José de Indios (autor de una Summa y Recopilación de Chirugía) y con Agustín Farfán, autor de varios tratados de medicina. También contactó con otros profesionales, conocedores de la práctica indígena, todo para poner los cimientos de aquella empresa.

Plantas medicinales

Así, con estos mimbres, tomando prestados numerosos tratados, hablando con los profesionales médicos y recogiendo la experiencia de ellos, Hernández comenzó la investigación de la Materia Médica Mexicana, en marzo de 1571, recorriendo Nueva España, en varias fases y siempre desde un convento con enfermería. En Noviembre de 1571, de regreso a Ciudad de México, había clasificado 800 plantas medicinales. Un trabajo descomunal.

Hernández, estudiaba cada planta medicinal in situ. Después realizaba diferentes pruebas farmacológicas en los hospitales de los conventos, observando los efectos de las drogas medicinales en los enfermos internados en ellos. Un hospital que visitó mucho fue el Hospital Real de Naturales, en Ciudad de México.

Recopilación, toma de datos, observación y cientos de dibujos llevados a cabo durante 3 años. Una ingente cantidad de material que lo llevó a radactar, en septiembre de 1574, 10 volúmenes de pinturas de plantas y otros animales y 24 de textos de aquella Historia Natural de México. Unos 2000 dibujos de unas 3000 plantas y 500 animales.

38 volúmenes de dibujos y notas

Después de varias prorrogas en su nombramiento y de atender una terrible pandemia de tifus exantemático, Hernández embarcó en Veracruz en marzo de 1577 con 22 tomos de libros, 68 talegas de simientes y raíces, ocho barriles y cuatro cubetas con árboles y hierbas medicinales mexicana. Previamente, en marzo de 1576, partieron del mismo puerto, 16 volúmenes rumbo a España. En total aglutinó 38 volúmenes de dibujos y notas descriptivas (algunas de ellas en náhualt)

Al llegar a Sevilla, plantó en los jardines del alcázar las plantas y semillas medicinales traídas, labor que concluyó el 16 de septiembre de 1577, momento en el que partió hacia la Corte para presentar el Memorial a Felipe II. Los libros que había concluido, bellamente encuadernados, fueron conservados por el monarca en su guardajoyas.

Francisco Hernández

Los originales perdidos

Al regresar a España, Felipe II, con gran entusiasmo, encargó a un médico napolitano, Nardi Antonio Recchi, una publicación abreviada que, por diversos retrasos sobrevenidos, no vio la luz hasta 1635 y 1651. Los originales se perdieron, seguramente en el incendio que sufrió el Escorial en 1671 por lo que solo se conocen fragmentos de su extensa obra. Una verdadera lástima.

Posteriomente, en 1790, y gracias a nuevo material aparecido en el Colegio Imperial de los Jesuitas en Madrid, el médico Casimiro Gómez Ortega, publicó una nueva compilación, titulada “Francisci Hernandi, medici atque historici Philippi II, Hispan et Indiar. Regis, et totius novi orbis archiatri, opera: cum edita, tum inedita, ad autographi fidem et integritatem expresa, impensa et jussu regio”.

Cientos de plantas catalogadas, una labor grandiosa, una experiencia fuera d toda duda. Y, sobre todo, una expedición que buscaba unos fines científicos y medicinales. Avanzando en todos los frentes. Por aquel viaje, por aquel trabajo, incluso un género botánico fue nombrado como “Hernandia” en honor de Francisco Hernández.

Para saber más, aconsejo este enlace de la Real Academia de la Historia. Un artículo sobre Francisco Hernández de Toledo escrito por Francisco Guerra: Francisco Hernández