Hechos y hazañas de la historia española
La historia de España está cuajada de hechos increíbles, hitos y hazañas dignas de mención. Héroes que merecen películas por doquier o miles de líneas en libros de aventuras. Caminos desconocidos, imperios por conquistar, detalles para engrandecer la historia, personajes que siempre dejarán huella y una memoria impertérrita en el tiempo que debe ser siempre recordada y celebrada.
Y por mucho que se empeñen los mismos, los que quieren denostar todo el camino construido, la historia es la es la que es y el mérito extremo dado el tamaño de España. Claro que hubo malos y buenos, luces y sombras, como en todos lo periodos de la historia pero, como todo inglés, francés, americano u holandés, está orgulloso de su historia, debemos estar orgullosos aún más, de la nuestra.
Hernán Cortés, el genio militar
Ya he hablado, en otra ocasión de la conquista del imperio azteca por el genial Hernán Cortés, un verdadero héroe a la altura de Alejandro o César. Una odisea propia de un genio que supo ver la necesidades de los pueblos subyugados por Tenochtitlán y que jugó un papel fundamental para unir a todas las tribus contra el imperio opresor.
Una unión entre pueblos, una fundación única y una idea grande, basada en la mezcolanza, el comercio y el mestizaje, para ir fundado universidades, hospitales, monasterios y catedrales. Se quiera o no, Hernán Cortés es el padre del México actual, como mantenían Octavio Paz y Miguel León Portilla,
Pues bien, en aquellos tiempos, cuando Hernán Cortés andaba luchando contra aquellos aztecas, ante la necesidad de pólvora para las armas de fuego que portaban los soldados españoles, 3 españoles iniciaron una aventura digna de una novela.
Subida al volcán Popocatépelt
Sabían los españoles, a ciencia cierta, que en el cráter de un volcán podían encontrar azufre para fabricar pólvora y vieron que, al tener uno cerca, el Popocatépelt, idearon una expedición para conseguirlo. El problema era que media 5.500 metros. Pero, por lo visto, no había obstáculos para aquella obstinación hispana.
Y fueron tres soldados españoles, Francisco Montaño y su dos compañeros, Larios y Mesa, por orden de Cortés, los que se decidieron subir a la cumbre del volcán, luchando contra los elementos, contras las inclemencias meteorológicas y contra el riego máximo.
Francisco Montaño, el audaz
Ya Francisco Montaño, natural de Ciudad Rodrigo, se había destacado en la conquista de Tenochtitlán y en la batalla de Otumba, siendo herido en ambas contiendas. Un hombre valiente que siempre fue leal a Cortés.
Volviendo al volcán, parece una tarea sencilla si la comparamos con la actualidad pero no fue así. No contaban con material de escalada ni prendas preparadas para el frío. Utilizaron unos simples clavos y pequeñas cuerdas para escalar y el frio lo combatieron con mantas y cotas. Así de simple y arriesgado a la vez.
Una vez que lo escalaron, uno de ellos, Francisco Montaño, atado por los pies, bajó al cráter y consiguió lo que quería: un costal de azufre. No fue una tarea sencilla pues la situación era crítica, el calor tremendo y la humareda temible pues el volcán no estaba muerto. Pero a pesar de los peligros, se había conseguido la hazaña.
Relato de las Crónicas oficiales
Cervantes de Salazar, escribiendo la crónica del hecho dejó escrito «Según me dixo Montaño, era cosa espantosa volver los ojos hacia abaxo, porque aliende de la gran profundidad que desvanecía la cabeza, espantaba el fuego y la humareda que con piedras encendidas, de rato en rato, aquel fuego infernal despedía.»
El propio Hernán Cortés dejó constancia del hecho: ·»He hecho mención de una sierra, que está en esta provincia, que sale mucho humo: y de allí entrando un español setenta, u ochenta brazas; atado a la boca abajo, se ha sacado (azufre), con que hasta ahora nos habernos sostenido.»
Y además, por carta, lo puso en conocimiento del Emperador, aprovechando la misiva para pedirle que enviara pólvora para no tener que utilizar nunca más la opción del volcán.
Hay que decir que, anteriormente había subido a la cima de aquel volcán el capitán Diego de Ordás, al que el Emperador y Rey Carlos le concedió el derecho de llevar en su escudo de armas un volcán. Incluso el cronista Bernal Diaz del Castillo narra esta subida en sus obras.
Una aventura más, una hazaña más para contar, para transmitir, para disfrutar. Espero que os haya gustado
Hola José Carlos,
Una gran aventura que narras con detalle.
Excelente artículo.
Un abrazo.
Muchas gracias, querida amiga, me alegro que te haya gustado. Una aventura digna de película. Un fuerte abrazo y cuídate mucho
Los indios estaban que alucinaban con la osadía y el valor de los españoles. La montaña era sagrada para ellos y era impensable subir hasta allí y meterse dentro.
La verdad que sí, José Enrique, la osadía de los barbudos era enorme. Subir a más de 5000 metros con los materiales de la época y meterse en la boca del volcán, en el cráter, supuso toda una aventura, digna de contarse. Gracias por tus palabras. Un cordial saludo
Que linda «locura», propia de gente intrépida que cree en lo que hace. Excelente historia y aún mejor, la narrativa con la que nos deleitas… Un abrazo
Estas personas eran aventureros con mayúsculas, es increíble las proezas que realizaban a pesar de no contar con medios adecuados. Gracias por dárnoslas a conocer Jose Carlos.