El camino se hace al andar.
Caminos truncados y sendas por descubrir, pasos marchitos y una voluntad de hierro que avanza a toda costa, por encima de cualquier temporal. La vida te indica la forma de ser útil y ayudar pero la elección está en tus manos. Y de esa manera he decido elegir contar la historia de este héroe solidario, de un hombre de acero que compite a diario por engrandecer su ilusión y superarse, por ayudar a los demás y fraguar sus metas.
Agradeciendo la invitación ofrecida y dada la grata experiencia del año anterior, con la cierta intención de despertar conciencias, deseo participar en los III Premios al Voluntariado Universitario de la Fundación Mutua Madrileña, contando la historia de Rafael López Ordoñez, un hombre de hierro, que camina sobre su silla de competición y reparte solidaridad por los cuatro costados.
Rafael es natural del pueblo sevillano de Marchena. Un accidente de tráfico ocurrido en 2005 cambió su vida por completo ya que lo dejó postrado en silla de ruedas y tuvo que dejar su trabajo como agricultor. Empezaba un nuevo y tortuoso camino para él.
En una entrevista que le hice hace poco me dijo: “No había salido del hospital y ya había comprado mi primera silla de competición”. Y fue su actitud ante la vida la que lo salvó, la que le abrió un mundo lleno de buenos momentos y detalles grandiosos. Las ganas de seguir caminando, de luchar a diario por buscar un porqué, la encontró en el deporte. Y no en un deporte cualquiera sino en el triatlón de larga distancia y en el duatlón.
Compitiendo en silla de ruedas
Con silla de ruedas, la competición en la sangre y la superación en su cabeza, fue escalando dificultades y miradas escépticas. Él creía que lo podía hacer y todo lo demás sobraba.
Tras duros entrenamientos, caídas, decepciones y comienzos, Rafael vio recompensado su esfuerzo con la consecución de muchos éxitos y logro, entre ellos dos veces el título de campeón del mundo de duatlón y subcampeón del mundo de triatlón de larga distancia.
Además ha logrado ser campeón de Europa de duatlón y de triatlón de distancia olímpica y larga distancia. Grandes y duras pruebas que se convirtieron en retos terribles para Rafael, al que no le tembló el pulso a la hora de ponerse a rodar su silla de competición y seguir adelante. Actitud valiente y decidida ante los avatares del destino.
Pero no queda ahí el asunto. Rafael ha sido el primer español en silla de ruedas que ha terminado un Iron Man, siendo campeón de Europa en esta distancia y compitiendo en lugares lejanos como en Hawái, Australia, Brasil y EEUU. Ha llevado su entusiasmo por todo el mundo, dando ejemplo de superación y valentía, además de cosechar grandes éxitos.
El hombre de hierro es voluntario
No todo es deporte y metas superadas para Rafael. Hace unos 6 años, con autosuficiencia y decisión, comenzó con otra tarea apasionante y agradecida. Como reto personal y solidario, inició su andadura como voluntario, ayudando a los enfermos medulares de la unidad de lesionados del Hospital Virgen del Rocío, situada en Bormujos (Sevilla). Así, cada lunes, con la ilusión por bandera y la energía en su mirada, asiste a esta unidad como monitor voluntario y experto en motivación.
Y para seguir sembrando, recorriendo distancias y superando retos, unos amigos de Rafael decidieron escribir un libro sobre su vida, sus pasos y logros. Y sin pensarlo, este genial atleta y voluntario, decidió que los beneficios de ese libro, titulado “Sintiéndome Vivo”, fuesen donados íntegramente, para la adquisición de material, a esa Unidad de lesionados medulares con la que colabora y a la que le ha cogido tanto cariño.
No existe obstáculo; si se quiere, se puede
Ejemplo de valentía, resiliencia, superación y solidaridad. Rafael ha visto siempre oportunidades en la vida, a pesar de los escombros y tropiezos. Y así ha decidido actuar, compartiendo su experiencia con personas que se encuentran en su misma situación, que se aferran a una silla de ruedas y que no saben como continuar caminando. Porque, como decía Teresa de Calcuta, aunque sea a rastras o con bastón o con silla de ruedas, debemos seguir adelante.
Entrenamientos constantes, grandes distancias, tremendos esfuerzos, sacrificios extremos y una fijación por disfrutar del momento. Porque siempre habrá operaciones que superar, escalones que subir y gente a la que ayudar. Y Rafael, sólo con su ejemplo, está ofreciendo la oportunidad de seguir haciendo camino, entregar un gesto amable y disfrutar de lo conseguido. Gran persona, un hombre de hierro y un excelente voluntario.
Realmente espero que esta historia sirva para reavivar la llama del entusiasmo, para comprobar que la vida no se termina con una caída y para demostrar, ante el, mundo que si se quiere se puede. No esperes, actúa, muévete y siéntete vivo.
Si deseas saber más sobre este campeón, tan humano y solidario, te dejo estos enlaces:
- Grandes deportistas: Rafael López Ordoñez
- Artículo del Mundo sobre Rafael López Ordoñez
- Video de Youtube sobre Rafael López Ordoñez
- Blog de Rafael López Ordoñez
Y para saber más sobre los premios al Voluntariado Universitario, puedes visitar esta web: http://www.premiosvoluntariado.com
¿Cual es tu momento más entrañable? ¿Qué es lo que te hace sonreír? ¿Qué recuerdo tienes grabado a fuego en el alma? ¿Qué te ayuda a continuar en el camino? ¿Cual es la montaña más difícil que has superado? Ponte en contacto conmigo y cuéntame tu sonrisa para el camino, el guiño que merece esta vida y la historia digna de ser contada, de dar testimonio a los demás. Escríbeme al email: marcoservilio@gmail.com
Asombroso. Gracias Carlos, por dar a conocer la historia de este vecino de Marchena. Todo un ejemplo.
Gracias Katia por tus palabras. Desde que lo conocí me llamó mucho la atención y no dudé en contarlo. Me alegro que te haya gustado. Besos
Hola José Carlos.
Menuda historia la de Rafael.
Todo un ejemplo de valentía, fuerza y tesón.
Deberíamos conocer más sobre el deporte adaptado y lo que supone su esfuerzo.
Muy admirable.
Un abrazo.
Tienes razón, es una historia para ser contada. Valiente, atrevido, osado, entusiasta y con gran fuerza de voluntad. Es admirable al máximo. Me alegro que te haya gustado amiga mía. Un abrazo