Seleccionar página

Siempre hubo héroes y heroínas

Hechos que bien merecen una mención, héroes y heroínas que salieron al paso de las circunstancias y se erigieron en referentes para luchar, para dirigir un asedio o para resistir. Y nuestra historia está repleta de personajes que bien merecen homenajes o recuerdos sinceros, para que no olvidemos su entrega y su sacrificio.

María Pita, Manuela Malasaña, Agustina de Aragón, La Pardala, Isabel Rodríguez, la Monja Alférez, «María la Bailaora» y miles de mujeres que ya se destacaron en su tiempo, hace cientos de años, tomando las riendas de la situación, decidiendo y luchando para salvar su ciudad, su pueblo o la libertad.

En este caso, en este artículo, me quiero detener en la historia de Jimena Blázquez, la defensora de Ávila. Resulta que en pleno siglo XII, las razias y movimientos eran continuos, tanto en la lado musulmán de la península como en el cristiano. En la zona de frontera no se estaba tranquilo cuando llega el verano y era muy probable que partidas musulmanas intentaran atacar, rapiñar o tomar ciudades o pueblos.

Una amenaza sobra Ávila

Cuenta las crónicas que, Reinando Alfonso VI en Castilla, ante los movimientos y amenazas, los hombres de unieron para luchar contra un poderoso ejército comandado por el caudillo Abdalá Alhazer. El alcalde de Ávila, Fernando López Trujillo, junto con todos los hombres de la ciudad, se unieron al ejercito cristiano y se dirigieron al puerto de Menga para presentar batalla. La ciudad, aparentemente, quedaba desprotegida.

El caudillo musulmán, que había urdido la treta para dejar vía libre sobre Ávila, dispuso su ejército para atacar por el lado contrario por donde habían partido los abulenses y con la intención de confirmar que la ciudad estaba desguarnecida, antes del ataque, envío un grupo de jinete como avanzadilla. Jimena, esposa del alcalde, que se había quedado al cargo de la ciudad como su guardiana y gobernadora, al darse cuenta de los movimientos de los vigías musulmanes, tomó cartas en el asunto y decidió actuar.

Reunió a todas las mujeres, niños y ancianos y les ordenó que tomasen todos los pertrechos, armas, escudos y ropas que habían quedado de los hombres. Con instrucciones precisas, con las ideas claras, se vistieron como guerreros, colocándose yelmos, cascos y cotas de malla; asieron las lanzas y espadas y se apostaron en las zonas más visibles de la muralla.

Defensoras de la ciudad

Una vez en las almenas, una vez que hubieron rodeado toda la muralla de Ávila, encendieron hogueras y antorchas por doquier y empezaron a tocar trompetas y a proferir gritos de ánimo y rabia. El ruido provocado fue ensordecedor. La ciudad rugía ante la amenaza y disponía de un ejército preparado y dispuesto para defenderla.

Ante aquel panorama, la avanzadilla musulmana informó a su caudillo que la ciudad estaba bien defendida, en contra de lo que había creído, y que sería muy difícil tomarla. Y gracias a aquella determinación de Jimena, gracias a su iniciativa y valentía, las huestes musulmanas se retiraron y descartaron el asedio. Jimena Blázquez, la defensora de Ávila, había salvado la ciudad.

Y fue a partir de este momento de gloria, en el que las mujeres se subieron a las murallas dispuestas a defender Ávila, cuando obtuvieron el privilegio de participar en las reuniones del Ayuntamiento. Detalles de una historia, de la gran historia de España, repleta de hazañas, héroes y heroínas.

 

 

MONUMENTO A JIMENA BLÁZQUEZ