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El almirante Nelson

Todos conocemos a Horatio Nelson, (o eso creo) el famoso almirante británico, triunfador nato que tiene una monumento dedicado en Londres, en el centro de la plaza de Trafalgar, la batalla que lo encumbró, obteniendo la victoria sobre la escuadra combinada franco-española, pero donde también encontró la muerte, a causa de las graves heridas sufridas.

No voy a negar la pericia y la maestría del marino inglés en sus victorias navales, aunque creo que su fama ha sido exagerada gracias a la propaganda y a las novelas de Patrick O´Brian. Pero también quiero destacar que con los españoles se dio de bruces en varias ocasiones pues fueron su piedra en el zapato, la causa de sus heridas traumáticas y, por descontado, de su muerte.

 

Es cierto que nosotros, empeñados en aligerar por la borda lo positivo y engrandecer lo dañino, olvidamos a aquellos héroes que defendieron la patria con su sangre y su vida. Es cierto que nos quedamos con las derrotas más que con las victorias, a diferencia de los británicos que enaltecen las victorias y hacen desaparecer las caídas en batallas. Y han sido varias, y con los españoles más.

Inglaterra derrotada

Ya no se acuerdan de Fernando Sánchez de Tovar, el héroe que hizo temblar Inglaterra; ni de Blas de Lezo y su victoria en Cartagena de Indias; ni de Bernardo de Gálvez en Pensacola, ni de Luis de Córdova apresando el convoy; ni del Capitán Cuellar, ni de la gesta del Glorioso ni de las derrotas del mismísimo Nelson. Sí, Nelson fue derrotado en tres ocasiones por los españoles (casualmente tales derrotas son borradas de la historiografía británica para no manchar la reputación del mito) Hoy me quiero detener en una de esas derrotas y, por consiguiente, victoria española.

Las islas Canarias siempre fueron y botín deseado para los ingleses, piratas y corsarios por antonomasia, que sin “casus belis” aparente, aprovechaban cualquier ocasión para intentar con hacer con una de las islas, para, desde allí, someter al resto. Estoy también lo intentarían en Cuba, Puerto Rico y Cartagena de Indias. VA en la naturaleza británica, ansiosos por tener las posesiones españolas.

Es cierto que la flota inglesa venció a la española en el cabo de San Vicente y en las Antillas, con la consiguiente pérdida de la Isla Trinidad, pero a partir de la enconada defensa de San Juan de Puerto Rico, algo cambió y se puso toda la carne en el asador para contrarrestar el dominio británico de los mares. Carlos IV viendo el cariz de la situación encomendó al almirante Mazarredo la preparación de la flota.

Rumbo a las Canarias

En Abril de 1797, el almirante Mazarredo acudió a Cádiz para llevar a cabo el cometido encargado por lo que rehabilitó la flota para defenderse de las acometidas británicas. El 4 de abril de 1797 Nelson intentó un desembarco en Rota pero fue repelido por la imponente línea de fuego, dispuesta por Mazarredo, así como por la versatilidad y rapidez de las lanchas cañoneras. Ante aquel frenazo, cambió de rumbo y se dirigió, junto con 4 navíos y 3 fragatas, a las Canarias con intensiones aviesas.

La fortuna quiso que el velamen inglés fue divisado con antelación, entre el 21 y el 22 de julio, por lo que, a las órdenes del general D. Antonio Gutiérrez de Otero, las milicias Canarias (el pueblo llano) prepararon a conciencia la defensa de Santa Cruz de Tenerife. Apenas eran unos 1700 milicianos.

Nelson realizó dos intentos de desembarcar a su tropa y tomar por sorpresa fortalezas de defensa de la ciudad. Todo fu infructuoso por el denuedo y la fiereza de los defensores. Desesperado y decidido a tomar Tenerife, el 25 de julio de 1797, junto con 500 hombres y su segundo, Andrews, se embarcó en pequeñas lanchas para intentar tomar tierra. Bajo un terrible fue enemigo, lloviendo plomo y sufriendo una herida en el brazo izquierdo, aquellos 500 hombres consiguieron tomar tierra pero, amén de alguna que otra escaramuza, fueron acorralados como ratones. Al final pidieron parlamento, se rindieron con honores y Nelson había perdido el brazo izquierdo y la batalla. Tenerife había resistido.

Nelson pierde un brazo

Sí, Nelson perdió la batalla de Tenerife, defendida valientemente por los milicianos y por el general D. Antonio Gutiérrez de Otero. Y no solo perdió el combate sino, que debido a las heridas, perdió su brazo en el intento de tomar la ciudad. Los soldados de nuevo embarcados, los heridos graves atendidos en los hospitales de Tenerife y la deshora en sus rostros de los capitanes. Y sobre todo el juramento del almirante inglés de no poner jamás un pie en las Islas Canarias.

Para conocer más sobre esta y otras derrotas de la flota inglesa, para conocer más sobre la defensa y victoria de los españoles, te aconsejo el siguiente libro: “Inglaterra Derrotada” de Álvaro Van de Brule Arandia.