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Solo por las calles

Deambulo sólo por las calles, perdido en tu ausencia y en el recuerdo de tu aroma bajo mis sábanas. Latido frenético en el impulso caótico del bullicio, ausente de miradas y sordo ante los rumores del ayer.

El estallido me invita a sortear esquinas y ventanas, tropezando con la miseria de mis zapatos. Es imposible encontrar tu rostro entre tanta gente mientras el café humea en la barra de mis pesares. Una lamento en el aire, una mirada furtiva y un corazón anhelante que suspira por tus besos.

La lluvia no hace más que retorcer el gesto de la fortuna y engrandecer la pena. El temporal arrecia y las prisas nublan mis sentidos. El paraguas apenas detiene el aguadero de tu ausencia. Te busco y no te encuentro, en las paredes y balcones, en las baldosas de luna y en los rincones del olvido.

Todo fue inútil

Plazas y jardines, azulejos y zaguanes, fuentes y macetas… retazos de un poema que fue construyendo en mis pasos por los adoquines de la añoranza. Pero todo fue inútil: Te habías ido para siempre.

Un adiós lastimero, jamás aceptado y un gesto temido, más que la muerte. Y mi mañana se tiñe de cotidiana soledad, en una búsqueda imposible por los abismos del tiempo.

Un suspiro perdido, una impotencia hueca y un vacío enorme, entre las sombras de otra ciudad. Las calles me dicen tu nombre, pero tú ya no estás.