Personajes relevantes

A lo largo de la historia de España han existido personajes influyentes que han marcado una época, un antes y un después. Algunos han destacado por su faceta militar, otros por la diplomacia y otros por las artes o las ciencias. Nuestro protagonista, en este caso es un eclesiástico al que le gustaba el olor a pólvora.

Hoy quiero dedicar unas líneas al Cardenal Cisneros, hombre peculiar, culto, austero y con mucha influencia, capaz de manejar a muchas personas importantes, de conservar tronos y cambiar el signo de la historia. Para muestra un botón pues decían en Castilla que Cisneros era el único hombre capaz de doblegar a la Reina Isabel. Un hombre que no se callaba, que siempre decía lo que consideraba verdadero y que no daba su brazo a torcer.

Francisco Jiménez de Cisneros es un personaje sumamente relevante en la historia de España ya que ha tenido notable influencia en la misma. Con una energía fuera de toda duda se formó en la Universidad de Salamanca y desde muy joven mostró su carácter.

Una trayectoria meteórica

Su trayectoria fue meteórica, dado su observancia y seriedad. Cisneros fue capellán mayor de la catedral de Sigüenza, fraile de San Juan de los Reyes y de otros conventos franciscanos. Pero el cargo con más relevancia y desde donde empezó a manejar los hilos y a ganar influencia fue cuando consiguió ser confeso de la reina Isabel La Católica.

Y a partir de aquí se destapó el clérigo intransigente contra los moriscos pues, a toda costa, pretendía su conversión lo que provocó el motín de Granada por el que casi es linchando en su residencia. Aunque pudo escapar, aquel celo excesivo contra los musulmanes hizo que estallara el levantamiento de los mudéjares en las Alpujarras. Sofocada la rebelión obligó a los mudéjares de Castilla a la conversión.

Firme, enérgico y despiadado con los no conversos y que no dudó en quemar libros árabes, era muy culto y llegó a fundar la Universidad de Alcalá de Henares y fue el impulsor de la famosa Biblia Complutense, trabajo del que se sintió muy orgulloso.

El olor a pólvora

Al igual que Robert Duvall, en la película “Apocalisis Now” dijo aquella famosa frase: “Me gusta el olor a Napalm por las mañanas”, al Cardenal Cisneros, por instinto militar, “el olor a pólvora le agradaba más que los perfumes de Arabia”. Y llevado por ese espíritu costeó la campaña contra el reino de Tremecén, que culminó con el asedio y toma de la ciudad de Orán.

Fue regente de Castilla al morir Isabel la Católica y también de Aragón, en 1516, al morir Fernando. Durante su regencia no dudó en dirigir la guerra contra Juan de Albert, que pretendía recuperar el reino de Navarra. En su victoria incontestable, no dudó en arrasar varias fortalezas que se habían revelado.

Los poderes del Cardenal

Sagaz, inteligente, atrevido y capacitado, gobernaba con mano recia. Los nobles intentaron levantarse contra él pero, apoyado en una milicia de 30000 hombres, supo atajar todas las rebeliones y motines. Un día, los grandes de España, descontentos con su mandato, se presentaron ante él en su palacio madrileño de la Plaza de la Paja, pidiéndole cuentas de su regencia. Cuando llegaron hasta Cisneros, mal encarados, le preguntaron:

• ¿Cuáles son los poderes de un franciscano para que tengamos que obedecerle los Grandes de España?

Cisneros, sin mostrar nerviosismo, condujo a los nobles ante la gran balconada de palacio. Allí, les mostró una compañía de soldados que se preparaba para la revista de grandes piezas de artillería. En se momento, les dijo:

• Éstos son mis poderes.

Los nobles, desde aquel mismo momento y viendo cómo se las gastaba, no dijeron nada más.

Salvaguardar la corona de Carlos I

El Cardenal Cisneros, en su ardua regencia y pese a una dura oposición, logró salvaguardar la corona del nuevo rey Carlos I, rey que no llegó a conocer pues le sobrevino la muerte en Roa cuando se dirigía a recibirlo. Detalles de una vida, de una misión, de una visión y de una mentalidad.

Personajes que influyen pues gracias a Cisneros, probablemente, Carlos I llegó a gobernar España e inauguró la casa de Austria, una casa que logró que en el Imperio jamás se pusiese el sol.

Cardenal Cisneros