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La acuñación de moneda

El artículo de hoy tiene título sugerente y llamativo pero que tiene su explicación pues hoy también quiero hablar de numismática. Aunque ya he tratado el tema de las monedas en los artículos del Real de a 8 y las macuquinas, hoy quiero hablar sobre la fabricación automática de moneda en el Imperio español. Pero ¿Qué era el Real Ingenio?

Para explicarlo hoy viajaremos hasta Segovia. A los pies del Alcázar, y junto al río Eresma, se encuentra la fábrica de moneda que mandó construir el rey prudente, con arquitectura de Juan de Herrera, el arquitecto de El Escorial. Una fábrica que fue la más avanzada de la época.

Así, estudiando la acuñación de moneda en Segovia, aparece como una ciudad importante que contenía una Ceca (casa de la moneda), siendo de época romana la moneda más antigua, concretamente en el año 40 a.c. Pero desde este momento no hubo más acuñaciones hasta el siglo XII, apareciendo varias monedas de vellón (cobre y plata).

La casa de la moneda de Segovia

En 1455, el rey Enrique IV inaugura la Casa de la Moneda en el interior de la ciudad, estando en funcionamiento hasta 1681 y llegando a producir en sus mejores momentos una tonelada de moneda de cobre al día, algo impresionante y asombroso si tenemos en cuenta que la producción era a martillo.

En 1574, el rey Felipe II, con la idea de mejorar la fabricación de moneda y de la artillería, solicitó a sus embajadores que buscaran por toda Europa buenos fundidores con el requisito estricto de ser católico, lo que dificultó enormemente la tarea.

Aquella ardua búsqueda se centró en la ceca de Hall, cerca de Innsbruck, gobernada por el Archiduque Fernando, primo de Felipe II. Allí, durante bastante tiempo, se negoció para que fueran enviados a España varios técnicos de renombre para modernizar la industria de la fabricación de moneda. Tras diversas clausulas y retrasos, en 1582, el Archiduque envió 6 técnicos a su primo, que implantarían un sistema de acuñación por laminación, movido por el agua. La ciudad elegida, después de descartarse Sevilla y Madrid, fue Segovia.

Juan Herrera, el arquitecto de El Escorial

Una vez establecida la sede, Felipe II compró los terrenos del antiguo molino y encargó al afamado arquitecto, Juan de Herrera, el diseño del edificio que contendría el ingenio traído desde Hall y que montarían esos 6 técnicos alemanes. Toda la obra fue costeada por el propio monarca, contando con la financiación de los Fugger (Fúcar) que eran unos banqueros europeos y prestamistas.

El ingenio fabricado en Hall al final fue regalado por el Archiduque a su primo. Pero tenía que ser llevado a España y eso fue una tarea harto complicada. Con la supervisión de Gregorio Gerlin (secretario del embajador austriaco en Madrid), la expedición, mediante una caravana de 25 animales de carga, llegó a Segovia el 25 de junio de 1585, tras 8 meses de viajes, transportando toda la maquinaria necesaria para montar el ingenio. Ahora tocaba montarla y comprobar que funcionaba. Así, tras diversas pruebas, el 20 de marzo de 1586, comenzó la producción oficial de moneda, concretamente reales de a 8 de plata.

Moneda acuñada con el Real Ingenio

El éxito del Real Ingenio

Aquel ingenio, que funcionaba con la energía hidráulica y que fabricaba de forma automatizada moneda, fue todo un éxito. Tal fue así que muchas personas importantes lo visitaron para replicarlo en otras ciudades. Uno de esas visitas fue el príncipe de Gales, en 1653.

Pero todo avanza, todo se moderniza, y aquel ingenio dejó de utilizarse en el silgo XVIII y la casa de la Moneda de Segovia pasó a acuñar moneda por laminación, montando una prensa de volante, que era habitual en las demás cecas, y con el que se podía conseguir un mayor detalle. En este periodo, en 1770, el arquitecto real Francisco Sabatini, se encargó de modernizar el canal de agua que pasaba junto a la casa de la moneda, eliminando la maquinaria hidráulica de madera.

Pero el curso del tiempo se termina imponiendo, nada dura eternamente y la Casa de Moneda dejó de realizar su labor. En 1865, la empresa francesa Oeschger, Mesdach y Cia, ganó el concurso de acuñar moneda de bronce en las diversas cecas españolas, para lo cual instaló una maquinaria específica denominada Thonnelier, que eran movidas a vapor y fueron fabricadas en Barcelona, por la empresa La Maquinaria Terrestre y Marítima.

Maquinaria Hidráulica del Real Ingenio

Declive y final

A pesar de todo, a pesar de la modernización y el avance, la fábrica de monedas de Segovia terminó cerrando en 1869, trasladándose toda la maquinaria a Madrid. Finalmente, el inmueble, diseñado por Juan de Herrera, sede del Real Ingenio que fue toda una innovación y revolución en la acuñación de moneda, fue vendido a un particular que lo destinó a molino de harina.

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