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«El español que no ha estado en América no sabe qué es España».

Federico García Lorca.

El mestizaje en España

Ahora, que está de moda llamar racista a toda una nación, ahora que, llevado por los energúmenos que pululan por los campos de fútbol insultando y menospreciando al prójimo, al futbolista contrario, ahora que llevados por esa leyenda negra, alentada desde la tierra patria, quiero recordar que España, desde hace siglos, vive con la cotidianidad de la mezcla pues en la mezcla está nuestras raíces y nuestra cultura: griegos, fenicios, romanos, cartagineses, visigodos, árabes y, por último, todos los naturales de Hispanoamérica, el nuevo mundo descubierto en 1492.

Sí, en el ADN español está la mezcla, el mestizaje desde que Isabel la Católica lo dejara por escrito. Una máxima que se llevó a cabo y que aún hoy día se ve, se nota, de México para abajo. Pues sin mestizaje no existiría la Hispanidad. En la península ese mestizaje se notó desde tiempos atrás pues personas de todas las razas se quedaron a vivir aquí. Desde japoneses (entraron por el Guadalquivir y se quedaron) hasta subsaharianos. Y, salvo excepciones, somos un país de acogida e integrador pues España, durante varios siglos dominó el mundo y en sus tierras no se ponía el sol (según dijo Felipe II).

Y ya he hablado de esto muchas veces. Basta recordar el fuerte Mosé en Florida, donde todas las personas de raza negra, esclavo de los ingleses, que lograban escapar de las plantaciones, luchaba por llegar hasta aquel lugar donde eran libres. Aquí destaca la figura de Francisco Menéndez que pasó de esclavo a capitán del ejercito español y se destacó en su lucha sin cuartel contra el enemigo inglés

Juan Garrido, del Congo a Tenochtitlán

Hoy, como ejemplo de esa mezcolanza histórica, de esa convivencia, quiero contaros las historia de Juan Garrido. ¿Quién fue este personaje?. Pues llegó a ser capitán de Hernán Cortés. Estoy seguro que muchos dirán que no tiene mérito, pues el conquistar español tuvo muchos capitanes, pero cabe destacar que Juan era de raza negra y tuvo el honor de que fue la primera persona de raza negra que pisara América. Sí, otro ejemplo más de integración, de mestizaje y de que no se miraba el color de piel pues se convivía con eso a diario.

Se piensa que Juan nació en el Congo. Por aquel entonces, Portugal contaba con varias factorías en África y no es de extrañar que Juan llegara a Castilla, vía Lisboa. Lo cierto que, nada más llegar, se hizo bautizar y se declaró súbdito de los Reyes Católicos, acostumbrados a ver a todo tipo de personas, de distinta raza y condición.

Ni corto ni perezoso, hecho a su nueva tierra, como natural español, pasó al Nuevo Mundo y participó activamente en la conquista de Cuba. Aquí fue donde Hernán Cortes lo conoció y supo de sus habilidades como explorador y grandes dotes militares. Al final logró convencerlo para que se uniera en su aventura, aquella que llevaría a un puñado de hombres a liberar a multitud de pueblos del yugo azteca y a la conquista de Tenochtitlán.

Fortuna y cultivo de trigo

Después de licenciarse recibió encomiendas y se quedó a vivir en Veracruz donde levantó una iglesia. Y además de todo esto también fue el primer hombre que llevó y cultivó trigo en las nuevas tierras, en las nuevas provincias de ultramar, negociando con ese cereal y haciendo fortuna.

Una vida apasionada, otras más, donde mujeres, hombres, niños, ancianos y gente de toda condición y raza, hicieron posible lo imposible, hicieron historia y contribuyeron a que la Hispanidad dejara su huella por todo el mundo. Todos pusieron ese grano de arena para que funcionara ese gran imperio mestizo e integrador del que dan fe más de 500 millones de personas en el mundo.

Así que no te conformes cuando digan, desde fuera o desde dentro, que España es racista porque es mentira. Los resultados del mestizaje se ven, se notan y han quedado para siempre.

Juan Garrido

Juan Garrido